A
Octavio Arzola, un juego de béisbol le hizo conocer y entrar a Sidor
“Sidor se
viene abajo en clima
signado
por la anarquía”
*Al Presidente de la empresa le recomienda “que separe la
parte político partidista con el aspecto técnico y gerencial, definitivamente
hay que poner orden, no se puede ser tan permisivo y por supuesto, la parte
fundamental de la industria, inversiones y adecuación tecnológica”
Cristóbal Pierluissi H.
Jose Luis
Alcocer
En los años setenta, cuando estaban en su etapa
incipiente los Juegos Interempresas, Sidor, para ese entonces presidida por el
Dr. Argenis Gamboa y teniendo como Gerente de Planta al Dr. César Mendoza,
inició una política implementada desde la Sección de Deportes, que era
coordinada por el recordado Casimiro Valdez, quien le vendió la idea a su vez
al Dr. Julián Fantin, Jefe del para entonces Departamento de Relaciones
Públicas que estaba adscrito a la
División de Relaciones Industriales, dirigida por el Dr. Justo Castillo
Martínez, -la Gerencia de Relaciones Industriales estaba a cargo del ingeniero
José Luís Hernández., quien años después
se convirtiera en Presidente de la estatal de acero-.
Había entonces una férrea competencia entre las
empresas del holding CVG, por liderar la justa deportiva. Fue así como Casimiro
Valdez salió a la “caza” de nuevos valores deportivos en todo el oriente
del país. Por ejemplo, tras varias horas de espera en la cola de las chalanas y
de tránsito por la larga Troncal 10
desde el sur al norte de Monagas, a la ciudad de Caripito, donde ubicamos,
entre otros, a los hermanos Navarro,
para integrar el equipo de béisbol de la Siderúrgica el Orinoco. Casimiro les
hizo la propuesta de ingresar a la nómina de trabajadores, previo
entrenamiento, pero con la condición de que se integraran a la novena
sidorista, lo que evidentemente entusiasmó a los conspicuos toleteros y
fildeadores, porque sin duda eran muy completos, quienes estaban ávidos por
entrar a Sidor. Y así hay muchas
historias parecidas, con otras disciplinas
y en el campo des artes y la cultura, que dieron paso a “Los Jueves
Culturales”, en el emblemático Teatro Cuyuní de Matanzas, que era una actividad a lo interno, para los
trabajadores, pero que se convirtió en
precursora de una intensa actividad cultural abierta a la comunidad
guayacitana, con transporte gratis desde conocidas paradas de la ciudad. Para
entonces, Venalum lideraba las competencias, porque su presidente, Enrique
Castell, no se paraba en nada para traerse de Caracas a excelentes jugadores.
Uno de esos trabajadores que ingresaron a la
Planta Siderúrgica en Matanzas, fue Octavio Arzola, quien se convierte en
nuestro XI entrevistado, al responder al
cuestionario de la serie “La Historia de Sidor contada por sus protagonistas”.
Juego de béisbol le cambia la vida
Octavio Arzola es otro de los venezolanos que
llegó a tierras Guayanesas en busca de nuevos alicientes atraído por las
oportunidades que presentaba el sur del país como un Polo de desarrollo, como
lo que siempre se ha dicho y que no termina de concretarse, “la alternativa no
petrolera de Venezuela”, aunque aclara que en Guayana, de alguna manera y con el programa de desarrollo de las
empresas básicas, con la presa hidroeléctrica de Guri y las que surgieron
luego, pudiera decirse que “aquí hubo
siembra de petróleo”.
Oriundo de Guiria en el Estado Sucre, Octavio
arrío las velas de la esperanza y un buen día del año 1978 decidió desembarcar
en la tierra que desde décadas anteriores fue aludida como el Ruhr venezolano o
el Pittsburg de Venezuela por sus semejanzas con estas regiones de Alemania y
de los Estados Unidos, respectivamente, en las que se construyeron emporios
industriales basados en la explotación y transformación del mineral de hierro
en acero.
-Cuando estabas en tu natal
Guiria, ¿que información tenías de Sidor, conocías de su existencia?
-El primer contacto que tuve con Sidor fue a
través de un grupo de peloteros que fueron a Guiria a un intercambio deportivo,
hice amistad con ellos y me propusieron que me viniera a Guayana donde también
jugamos béisbol, luego me recomendaron que introdujera mis papeles en el INCE y
que siguiera jugando béisbol.
-Cuando arribaste a Guayana ¿Tenías algún
familiar en la región, donde llegaste a vivir?
-Si, yo tenía dos tíos, sin embargo, como
siempre he trabajado me ubiqué en una habitación alquilada y los tíos y los
amigos me orientaron para desenvolverme mejor.
El gran INCE
¿Cómo fue tu ingreso a Sidor?
Respira hondo, como añorando al viejo INCE,
fundado por el Maestro de maestros, el margariteño Luís Beltrán Prieto
Figueroa, y parafraseando aquella canción del músico apureño Omar Moreno
alusiva al llano venezolano, dice “a INCE, cuando era INCE”, para luego
contestar nuestra interrogante:
-Primero entre al INCE en un curso acelerado de
mecánico y al año ingresé a Sidor como aprendiz, al finalizar la capacitación,
la empresa me absorbió y aquí estoy - lo dice orgulloso y palmeándose el pecho.
-¿Cuál fue tu primer cargo y en que
Gerencia comenzaste?
-Mi primer cargo fue como lubricador y me inicié
en los trenes primarios, tren 500, 800 y 1.100 en el mantenimiento de los
equipos, bombas, rodillos, chumaceras, etc., luego cerraron los trenes y me
pasaron a Planchones, allí no me gustó el ambiente y busqué transferencia para
la Gerencia de Planos Frío (en esos tiempos, como expresa Arzola, se
acostumbraba mucho, y la empresa daba esa oportunidad a sus trabajadores, a que
se ubicaran donde mejor se sintieran y pudieran rendir más y mejor) donde la gente del departamento de Grúas me
buscó ubicación y todavía al día de hoy me mantengo en el mismo departamento. Aquí me desempeñé
como Maestro Mecánico y luego como Inspector donde también ejerzo como
coordinador.
-Evidentemente encontraste oportunidades
de crecimiento personal dentro de la organización sidorista….
-Indudablemente. Y a uno le dictaban cursos en
el Centro de Entrenamiento “Ing. Otto Rivero Suárez” y en el INCE. Porque
Sidor, sin dudas, ha sido una escuela. Aquí usted sale como Maestro Mecánico o
de cualquier otra especialidad, como obrero especializado o en funciones
supervisorias y puede aspirar a laborar en cualquiera otra empresa del país. De
hecho, hubo una época que a los trabajadores y técnicos formados en Sidor, como
los de la industria petrolera, se los peleaban en cualquier otra empresa,
porque éramos garantía de buen trabajo y rendimiento. Aquí en esta planta
pasaron trabajadores -y todavía hay muchos, aunque subutilizados o relegados- que con su talento le resolvían problemas
técnicos y operativos a la empresa, que creaban o modificaban algunos
mecanismos que repercutían en mayor productividad y economía para la planta, y
eso forma pare de nuestro orgullo sidorista.
Pérdida de identificación
Octavio también evalúa las etapas en que
le ha tocado trabajar en Sidor...
“En la época antes de la privatización, la
relación entre los trabajadores y con la gerencia de la empresa era de respeto,
luego con los argentinos aumentó la rigidez y lo que si se notaba era una identificación con la empresa, el sidorista siempre ha
reclamado sus derechos, pero nunca
dejaba a un lado su responsabilidad como trabajador. Después que Sidor vuelve a
manos del estado se ha perdido la identificación con la empresa, creo que debe
aplicarse una política para recuperar ese estado de conciencia y sentido de
pertenencia, no se justifican cientos de trabajadores que cobran sin trabajar
bajo la modalidad de comisión de servicios, que no es más que una figura que utiliza el partido de gobierno para tener
activistas a la orden.
Despartidizar a Sidor
-Si tuvieras que hacerle una
recomendación al Presidente de Sidor. ¿Qué le dirías?
-Que separe la parte político partidista con el
aspecto técnico y gerencial, definitivamente hay que poner orden, no se puede
ser tan permisivo y por supuesto, la parte fundamental de la industria,
inversiones y adecuación tecnológica. Eso es clave, para la recuperación de
nuestra querida Sidor, a la que tanto le debemos y a la que tanto le hemos dedicado la vida. Que
es parte de nuestros afectos junto a nuestras familias.
-Sidor siempre ha estado ligada al desarrollo
personal, social y colectivo de la familia guayanesa. No en vano su consigna
original “Sidor Forjando el Desarrollo Nacional”, porque fue concebida como la
gran industria del acero, para producir el mejor acero del mundo, como lo hemos
hecho siempre sus trabajadores, competir en el mercado latinoamericano y
mundial, y como la empresa de gran contenido e inclusión social, asociada a la
búsqueda de esa alternativa no petrolera de desarrollo nacional. Yo diría que
aquí, no obstante, sí se ha sembrado el
petróleo, no solamente en Sidor, sus
viejas acerías, luego la planta de Planos y las del Plan IV, sino en todo lo
que es este parque industrial que representan las otras empresas básicas de Guayana, la presa hidroeléctrica
de Guri y las demás ubicadas en el río Caroní,
y las empresas transformadoras y de servicios que surgieron al calor de
los requerimientos de las grandes industrias. Sobre todo en el área
metalmecánica. Amén de las que operan en el centro del país, también
transformando y dándole valor agregado a nuestro acero y aluminio primarios, que es hacia donde
debemos avanzar en lo adelante.
Con 35 años de experiencia en el mundo
Siderúrgico, Octavio Arzola ha visto millones de toneladas de acero producidas
en Sidor y hoy se siente consternado por ver como la empresa que el ayudó a
crecer “se viene abajo en un clima signado por la anarquía”, por eso no
escatima sinceridad cundo afirma: “¡Orden! ¡Orden! , aquí lo que falta es
orden”.
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