Félix Pérez, trabajador
siderúrgico (IV)
“Sidor se va a recuperar”
*En lo que respecta a los
trabajadores, nuestra parte está garantizada, esperamos por la voluntad del
gobierno.
*Exigimos que el pago de nuestras
acciones Clase B sea igual como se las pagaron a los argentinos, porque esas
acciones no son chapas de refresco, sino fruto de nuestro trabajo y nuestro
ahorro familiar - asienta enfático Félix Pérez.
Cristóbal
Pierluissi H.
José Luis Alcocer
En reiteradas oportunidades,
se ha dicho, y con sobrado fundamento, que “Sidor es una escuela”, que es “una universidad”. Pero si bien se trata de
una afirmación con respaldo en la trayectoria de más de 50 años de nuestra principal
y primera siderúrgica nacional, esto cobra más fuerza y veracidad, cuando
proviene de uno de sus protagonistas, con 34 años de servicio, como es el caso
de Félix Pérez, quien hoy, en vísperas de cumplirse (mañana 9 de julio) del 51
Aniversario de la primera colada de acero, instituido como el Día Nacional del
Trabajador Siderúrgico.
El ingreso a Sidor
-¿De qué parte del país es y qué tiempo tiene en
Sidor?
-Soy de Puerto La Cruz,
Estado Anzoátegui y tengo 34 años laborando en nuestra querida planta siderúrgica
–responde el experimentado sidorista.
-Antes de ingresar a Sidor, ¿Qué referencias tenía
de la empresa y de la región Guayana?
-Yo me vine a los 5 años
de edad a Ciudad Guayana y por lo tanto ya tenía conciencia de la existencia de
Sidor y sabía lo que estaba ocurriendo, ingresé al INCE en los cursos que allí
se daban específicamente en la especialidad de soldadura.
“Sidor es una gran escuela”
-Eso significa que cuando ingresó a la empresa
tenía una capacitación previa. ¿Cómo fue eso?
-Estaba cursando el
bachillerato y me enteré que estaban dando unos cursos en el Ince en Convenio
con Sidor y había la oportunidad de ingresar como artesano, busqué la
información, presenté la prueba de admisión y comencé con el curso.
“Aquí se aprende o aprende”
-¿En qué año hizo el curso en el Ince?
Félix hace memoria y
responde con un dejo de nostalgia por sus años de mozo: “En 1979 ingresé al
Ince, eran unos cursos muy buenos, allí aprendí el arte que hoy desempeño”.
-Después que culminó tu capacitación e ingresara a
Sidor, ¿Cuál fue su primer cargo y en que gerencia trabajó?
-Mi primer cargo fue de
Soldador Inicial y comencé a trabajar en la Gerencia de Taller Central, en
mantenimiento. Hice todo el recorrido de los planes de carrera como soldador y
actualmente trabajo en el Taller Zonal de Planos en Frío como Técnico de
Metales, para eso tuve que hacer unos cuantos cursos, como treinta para lograr la clasificación superior. Sidor
es una gran escuela, yo diría que la mejor Universidad del país. Aquí se
aprende o se aprende, no queda de otra –expresa de manera determinante.
-¿Cómo eran las relaciones con los compañeros de
trabajo y cuáles eran las áreas que atendían?
-Las relaciones con los
compañeros de trabajo era de mucha solidaridad, el ambiente de trabajo era
bastante fuerte y eso quizás aumentaba ese compañerismo. Las áreas que
atendíamos eran toda la planta, las acerías, planta de arrabio, planta de cal,
HyL I-II, planta de pellas. Sí, sí, toda la planta. Las plantas del plan IV estaban en proceso de arranque.
-¿A quiénes recuerda de los compañeros de trabajo
que se iniciaron con usted?
-Recuerdo a Héctor
Marcano, Brazón que todavía está en Sidor, Juan Valor y Nerio Fuentes que
también están en Sidor y han tenido trayectoria sindical en la planta.
Normas de seguridad
-¿Cómo veía la actuación del sindicato en ese
tiempo?
-En ese tiempo la lucha
con la empresa era más frontal, la dirigencia sindical era combativa, daba la
pelea, siempre buscando el beneficio social y económico para el trabajador.
-Con respecto a las normas de seguridad, ¿Qué nos
puede decir?
-Bueno, imagínate, en ese
tiempo las normas de seguridad eran muy pocas las que se aplicaban, prevalecía
más el sentido común que una normativa laboral, eso fue evolucionando con el
tiempo, la lucha de los propios trabajadores para protegerse influyó mucho, el
ambiente en la siderúrgica siempre ha sido fuerte y en esa época mucho más
porque la tecnología no contemplaba algunas protecciones como las que hay hoy
en día, por ejemplo las cabinas antisónicas, la protección de mascarillas y
demás Equipos de Protección Personal como los protectores auditivos.
“Tampoco teníamos
uniformes, se utilizaban bragas y muchas veces las bragas teníamos que
cambiarlas constantemente. Por lo menos hoy hasta delegados de prevención se
eligen, que es una figura de mucha importancia y de peso en la planta y en
cualquier empresa de envergadura, y hay
un seguimiento más técnico a las condiciones inseguras y los actos inseguros y
además tenemos leyes como la Lopcymat (Ley Orgánica de Protección Condiciones y
Medio Ambiente en el Trabajo) que sirven
de referencia para proteger al trabajador”, afirma.
“Privatización con cambio”
-Cuando la empresa es privatizada. ¿Cómo sintió ese
cambio, como fue la actuación de los argentinos?
-Bueno, realmente si hubo
un cambio, pero como uno viene es a trabajar y a cumplir con las normas, yo
continúe haciendo mi trabajo como siempre, con mucho entusiasmo. Sin embargo,
aun cuando aumentamos la producción y los precios del acero mejoraron, los
trabajadores comenzamos a sentirnos mal porque veíamos que nuestros esfuerzos
no eran compensados, los nuevos patronos no actuaron en correspondencia con los
trabajadores y por eso paso lo que pasó.
“Menos
mal, que antes de privatizar a la planta se consiguió esa ley especial que
permitió la participación de los trabajadores como accionistas (Clase B) con el
20 por ciento del capital social de la empresa, que nos permitía recibir ´periódicamente
dividendos, pero como socios, según el Código de Comercio, que ahora nos
adeudan y no han vuelto a cancelar, en este caso por el Estado socio
mayoritario, así como tampoco se define
la suerte y el precio de nuestras acciones, que exigimos sea igual como se las
pagaron a los argentinos, porque esas acciones no son chapas de refresco, sino
fruto de nuestro trabajo y nuestro ahorro familiar”, asienta enfático Félix
Pérez.
“Soy optimista”
-Ahora bien, nuevamente Sidor pasó a manos del
estado. ¿Por qué cree que ha bajado la producción?
-Mira, los argentinos
invirtieron en muchas cosas y en algunas áreas, pero también le sacaron el
juguito a los equipos y cuando se fueron eso quedó allí, latente, y ahora
necesitamos que se hagan inversiones en las máquinas, en la compra de insumos y
herramientas, en eso que los trabajadores y los técnicos llamamos adecuación
tecnológica, que es un planteamiento de los compañeros trabajadores en el resto
de las empresas básicas de Guayana; se están haciendo algunas inversiones pero
no han sido suficientes. Sin embargo yo soy optimista, Sidor se va a recuperar.
En lo que respecta a los trabajadores, nuestra parte está garantizada,
esperamos por la voluntad del gobierno.
“Mantener el empuje”
-Si tuviera que hacerle una sugerencia al nuevo
Presidente de la empresa. ¿Qué le diría?
-Le diría que mantenga el
empuje que ha demostrado, que no decaiga, Sidor necesita de alguien que ponga
orden y se preocupe por impulsar las inversiones y por atender los reclamos de
los trabajadores, allí tenemos el contrato colectivo y el pago de los pasivos
laborales.
-Una reflexión final…
-A mis compañeros les
digo, el país espera por nosotros, no podemos fallarle, tenemos que echar pálante.
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